sábado, 25 de mayo de 2013

¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa?

¿Os acordáis de aquella princesa que no podía dormir porque tenía un guisante escondido debajo de cien colchones? ¿y de aquella otra que se dedicaba a besar sapos para ver si alguno se convertía en un principe azul? Nuestra protagonista no es como esas princesas, ella no es tan delicada, puede coger el sueño en cualquier sitio, y tampoco está buscando ningún príncipe azul.

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